La historia de Cipriani
El 13 de mayo de 1931, un sueño de toda una vida se hizo realidad: Giuseppe Cipriani abrió las puertas del Harry’s Bar en un antiguo almacén de cuerdas, ubicado en una calle cercana a la bulliciosa Plaza de San Marcos, en Venecia.
Durante más de 90 años, Harry’s Bar ha sido uno de los lugares más emblemáticos del mundo y una institución veneciana. Punto de encuentro de escritores, artistas, actores, príncipes y aristócratas. Famoso por sus platos legendarios y su atmósfera incomparable, siempre imitado pero nunca igualado.
Arrigo Cipriani, hijo de Giuseppe Sr., es uno de los italianos más conocidos en el mundo. No solo es el anfitrión del Harry’s Bar, sino también un verdadero embajador de la hospitalidad italiana en los cinco continentes. En los últimos setenta años, junto a su hijo Giuseppe, ha liderado más de 30 proyectos y cuenta con más de 3.000 colaboradores. Para Cipriani, el turismo es hospitalidad, no explotación del cliente.
El estilo Cipriani, que hoy se encuentra en su cuarta generación, se ha convertido en una auténtica filosofía de vida: servir al cliente con amor y dedicación. Para Cipriani, el cliente es un invitado, no un simple turista.
Este estilo es reconocible en todo el mundo porque todos los establecimientos que siguieron al Harry’s Bar permanecen fieles a sus raíces venecianas: desde el mobiliario –diseñado por el propio Giuseppe Cipriani– hasta el arte de recibir y servir, haciendo sentir a cada persona como en casa.
Esta forma de hacer las cosas se ha convertido en una seña de identidad que hace inimitables a todos los restaurantes Cipriani en el mundo.
La cadena de producción
En los años 80, Arrigo Cipriani puso en práctica su amplia experiencia en el mundo de la restauración familiar y fundó una fábrica de pasta para producir fideos al huevo utilizando el mismo método artesanal desde 1931.
Cipriani Industria, ubicada en Meolo (VE) y certificada por BRC, produce una pasta considerada entre las mejores de Italia y del mundo, y cuenta con un equipo de más de cincuenta personas. En su constante búsqueda de la excelencia, en los últimos años se ha sumado a esta producción una quesería propia, galardonada en las ediciones 2020 y 2021 del Caseus Veneti como la mejor mozzarella de búfala del Véneto.
Cipriani también está presente en el mundo agrícola: gestiona seis hectáreas de terreno propio en la isla de Torcello, donde ocho personas cultivan hortalizas de gran calidad, respetando fielmente la tradición de la laguna. Muchos de estos vegetales son utilizados en los restaurantes Cipriani, pero el más preciado es nuestra alcachofa violeta.




Cultivadas con esmero y procesadas por los chefs del Harry’s Bar, estas alcachofas se conservan mediante técnicas perfeccionadas que facilitan su logística internacional. Así, las alcachofas violetas de Cipriani se sirven no solo en Venecia, sino también en Nueva York, Dubái y otras ciudades del mundo.
Una verdadera demostración del valor que Cipriani otorga al producto local, realzado en un contexto global.